Por Diego Bang Bang
-¿Te ha pasado?
-¿Qué?
-
El ensueño ese en el que ya no sientes
cansancio.
- ¿Cómo estar despierto en un sueño o soñando
despierto?
- Más como lo segundo, creo. Aunque no sabría
decirte con exactitud cual binomio se acerca más.
- Creo que sí. ¿Por qué?
- Me parece el estado idóneo para muchas cosas.
-¿Ah, sí? ¿Cómo qué?
-Para polvear. En ambas acepciones. Para
imaginar.
-Sí, claro. No todo se refiere a drogas. A veces
me cansas con esa palabrería tuya acerca de volverse mierda todo el tiempo… Y
ahora que lo pienso… comienzo a hartarme también de todo tú.
-Tranquilo. Bueno… olvidemos ese lado. También
para decir verdades o netas inesperadas es bueno ese ensueño.
-Supongo… no me ha pasado.
-Mira, en algún punto dejas de tener eso que
llaman pudor o buenas maneras. Es como cuando tienes sexo y de alguna forma
algo se rompe y puedes decir cosas sucias.
-Y no sólo decirlas…
-A veces lo bueno es decirlas mientras se hace
alguna otra cosa. Como coger de perrito y decir que lo quieres hacer otra vez
pero en el cuarto de sus padres.
-Sí, a veces el hecho definitorio se encuentra en
lo que se diga en el acto.
-A mí me gusta preguntar después del acto si les
gustó o no o si quieren más…
-Pero sí tienes razón en eso de romper con las
formalidades, aunque tú les dijiste de otra manera. Lo identifico de alguna
manera con la confianza, pero…
-Sí tiene que ver. La confianza. Aunque ya es desviarse
un poco… El punto era el ensueño como el estado idóneo para imaginar o hilvanar
el pensamiento.
-Aún no te cacho del todo.
-Pues sí… recuerdo mucho una fiesta que en
realidad fue muchas fiestas. Llegó un momento en el que un par de amigos y yo
habíamos dejado de dormir durante cerca de 50 horas. Ya te imaginarás. Había
momentos en los que todo pasaba muy lento. Sobre todo, las llamadas funciones motoras.
-Me imagino.
-La fiesta siguió: una canción tras otra canción
tras otra… Risas por todos lados, los encerrados en el baño y en los cuartos.
Los que se sienten volar en los balcones.
-Los que se sientan en el piso a lamerse las
heridas.
-¡Hey! Empiezan a hartarme un tanto tus pretensiones
literarias… Bueno, el caso es que pasó mucho tiempo y pareció poco o a mí me lo
pareció. Y hubo un momento en que alguien al otro lado del cuarto prendió un
encendedor…
-Se hizo la luz.
-Y, con ese ensueño a cuestas, nosotros tres nos
quedamos mirando. Sin previo acuerdo ni nada, nos quedamos en silencio. Pasó el
tiempo. Unos pocos minutos que parecieron muchos más minutos._____________________________________________________________________.Después nos miramos y lo único que hicimos fue cagarnos de la risa y describir
y describir el momento. -Cada quien a su manera había imaginado, aunque me gusta
más decir “visto” algo. ¿Lindo o terrible? ¿Promisorio o vil? No lo sé.
Simplemente sé que vimos una luz en la oscuridad.
-Un Rembrandt.
- Algo así… Qué sé yo. Aún así, muy chingón.
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