> Arcanum VI: noviembre 2011

lunes, 28 de noviembre de 2011

Nutella Dream

Corridos Urbanos (Lost)

Por Bernardo Zárate Porcayo 
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En los últimos años el paradigma de la arqueología de los objetos, línea de pensamiento fundada por Michel Foucault, dio cuenta a través de varios pensadores de la importancia de reconstruir ladrillo a ladrillo la Arqueología de las Discotecas. Despreciada por mucho tiempo, esta arqueología ha demostrado en sus primeros años la necesidad de mirar con detenimiento la forma relacional de los seres humanos en los recintos de lo efímero por antonomasia. De lo anterior, los investigadores han planteado una forma de explicar al ser humano desde la perspectiva de los objetos hedonistas de la cultura. Este paradigma que cruza los cimientos de las ciencias sociales y toca con mucha fuerza las tramas y formas de la literatura posmoderna, se ha dedicado a buscar los patrones y arquetipos de la conducta humana en una discoteca. De ahí que se haya dado cuenta de la manera como baile y drogas se asimilan con rituales antiguos de chamanería. Con la excepción de no contar con un sentido de pertenencia colectiva a nivel local.[1]

Recientemente, la unidad de Estudios de las Arqueologías con el apoyo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y otras instituciones de la cultura han declarado como patrimonio nacional a todas las discotecas del país. Ya comienza, por cierto, ha formularse un estatuto y se hace un llamado a todos los dueños para registrar estos centros de divertimiento. El último conteo por la instancia encargada daba cuenta de más de un millar hasta Diciembre de 2017.



[1] En este caso en particular, en la Ciencia de la Comunicación se ha fundado la rama a partir de los estudios pioneros de Marshall McLuhan en lo referente a la Aldea Global. En consecuencia, la forma relacional de los seres humanos en las discotecas ha dado cuenta como nunca antes de la pérdida de ese sentido de pertenencia.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Nutella Dream

Nutella Dream
Por Diego Bang Bang

Con los pies descalzos estirados sobre la mesa de centro, Rafael cambia los canales del televisor. En el canal 22, la última señal cultural que se desmorona, encuentra su cara. La cara de ella. Es un programa a manera de mesa redonda. El tema "La Posmodernidad y los Nuevos Relatos". Ella habla sobre la nueva teleserie mexicana: "Lost Corridos Urbanos". Sobretodo, ese capítulo en e
l que dos investigadores interesados en la obra de Rod Serling se dedican a buscar el capítulo perdido de "La Dimensión Desconocida" en el que el personaje principal es un hombre que despierta en la Gran Tenochtitlán. Más allá de lo interesente de la disertación de Elena, Rafael está impresionado con la seguridad que ella ha ganado en los más de 5 años que lleva sin saber de ella. Y así, con la comida entre los pies, recuerda la plática que sostuvieron hace varios años sobre la crianza de su único hijo en la frontera norte de México.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Es Poco

por Rebeca Jaramillo

Conozco muy poco del mundo: 
sé de sus putas derramando sus copas y sus besos 
a desconocidos; 
sé de sus suicidas vertiendo sangre sobre el asfalto; 
sé de sus huérfanos tendiendo la mano para recibir el cielo. 

Sé de lunas entretejiendo sus redes, 
de hombres tendiendo puentes para mirar la luna. 
Sé de ruidos muertos que nadie escucha, 
de gatos negros recorriendo azoteas, 
de hombres y de fantasmas que se pasean 
en la madrugada por callejones y avenidas. 

Conozco la tierna mirada de un hombre cuando ama 
y la tristeza de una mujer cuando desama. 

Sé que la tarde es la hora de la despedida, 
que la noche es el tiempo de amar 
y el día, sólo un brevísimo espacio 
en que los fantasmas caminan 
y actúan hasta que cae la noche. 

Sé que el destino es más que una palabra: 
quizás sea esa lámpara sin genio, 
ese cántaro que se vacía o se llena 
conforme llega la vida. 

Creo saber algo del amor 
–aún menos que del mundo– 
sé que resucita a los muertos 
y a los fantasmas los vuelve hombres; 
sé que el amor es más que un salvavidas 
y que al revés de otras historias 
convierte la vida un destino. 

Sé que vivir es ir dejando trozos de un mismo: 
pedacitos de ternura, gotas de rocío 
y otros fragmentos. 

Es poco lo que sé y aún menos: 
no conozco el mar.




miércoles, 2 de noviembre de 2011

Guanajuato (Túneles y Callejones de)

Guanajuato (Túneles y Callejones de)

Por Diego Bang Bang

Túnel # 1: El flautista huele la humedad del primer túnel. Le gusta la idea de recorrer las entrañas de una ciudad colonial. Piensa en que le gustaría recorrer aquella ciudad con la bailarina exótica. Sostiene con los dedos su instrumento y derrama una lágrima en forma de notas musicales.

Callejón #1: Ella, la bailarina exótica, se mudó hace más de tres meses a aquella ciudad. Busca en su corazón las melodías del problemático flautista. Algunas resuenan en el viento que roza sus mejillas. Con una sutil sonrisa en su rostro, decide bailar su paso favorito en aquel callejón en picada.

Túnel # 2: En este túnel el flautista piensa en la idea de la doble bocacalle. En la trenza que forman las corrientes de aire que corren por él. Decide colocarse en la mitad. Cierra los ojos y siente como esa trenza se tensa en su garganta. En la pantalla interior de su mente, mira a lo lejos a la bailarina. En lo más profundo de su ser ella sigue bailando. Repentinamente, su garganta se anuda muchísimo más.

Callejón # 2: Recargada en una vieja pared, la bailarina mira con nostalgia la marea de gente que pasa sin dar cuenta de ese callejón. Mira las siluetas, parece que bailan. Bailan una pompa fúnebre. Cuando voltea a mirar la arquitectura se da cuenta que también le hace sentir nostálgica. Respira profundamente. Sabe que el flautista debe estar en algún túnel.

Túnel # 3: “Mi música dice que soy un túnel y pocos callejones desembocan aquí. Mucho menos lo hará el callejón de mi amada bailarina.”

Callejón # 3: La bailarina corre por los callejones. Trata de pensar en los callejones más idóneos para la inspiración musical. Sin embargo, se da cuenta de que es un esfuerzo inútil. La música del flautista ya no se escucha en las corrientes del viento. Y ella sabe que él tampoco escucha el golpeteo de los elegantes pasos de ella.

Es triste saber que el túnel no encontró a su callejón. Sólo resta esperar a que el túnel se derrumbe con la historia de la ciudad y que el callejón desaparezca en los pasos de los visitantes.