> Arcanum VI: marzo 2011

sábado, 26 de marzo de 2011

PROSEMAS

Jailhouse-Blues/α
por radiAn Luna

Oigan! un blues! el trágico sonido del sufrimiento de otra persona, eso si me reanima!
B. Bending Rodríguez

Colocas un vinil en la vieja tornamesa. La aguja escarba el surco vuelta tras vuelta mientras esperas la música. En efecto, estás por leer de varias formas un libro que, en sí, es muchos libros (pero que en realidad son 2, 3, ó máximo 4) de un escritor que siempre será 1. Luego te recubres de color-desierto, admites la soledad y comienzas a escribir esto dentro de un hexaedro, puede que en algún lado distingas una pequeña salida a un pasillo, a una escalera, a un patio vacío. Sólo una cúpula azul, a veces nubes blancas, otras veces nubes negras, suerte si llueve o si observas la bóveda nocturna... y comienzas a escribir esto desde el abismo, dentro de... exactamente ¿dónde crees que estás?

viernes, 18 de marzo de 2011

Granada de-fragmentación presenta:

Final Experience
Al fusible fundido del amor
por radiAn Luna

¡A ver, Espiral, di algo para acabar! Pues no se me ocurre nada… Di lo que tú quieras… Bien, pues revisitando al ruso de aquella novela: ¡Ah sí!, parafraseando a Woody Allen en el final de Annie Hall: ya saben, en el arte siempre estamos procurando que las cosas salgan perfectas, porque en la vida real es muy difícil. Sin embargo, volveré a ver a Mándala. Ocurrirá en la parte intrincada de una ciudad X, vivirá con un tipo cerca de un mercado lleno de frutas y flores, y cuando me la encuentre, para colmo, lo estará arrastrando a ver una película de un chileno del que tantas veces hablé con ella, así que lo consideraré como un triunfo personal. Mándala y yo almorzaremos juntos unos días más tarde, y recordaremos los viejos tiempos, cuando tocamos la Luna en una noche de Querétaro, y lo azarosamente grácil que me había parecido el día que me habló por primera vez mientras yo deseaba andar a brincos sobre un vinil enorme, o el día en que nos tiramos bajo constelaciones dentro de la casa de campaña, y cuando le contaba mis triunfos lejanos frente a su higuera y ella me miraba con ojos cómplices, y aquella vez que yo le tomé la mano frente a una tormenta para enfrentarla, y a ella le gustó tanto que cuando acabó la lluvia me dio una promesa bajo un faro bien iluminado, y la borrachera que nos pusimos con aquel viejo sueño que vivía en aquellas paredes y nos hablaba del viento y de las estrellas, o cuando escuchábamos música en su laptop, y yo me empeñaba en cobijarla entre mi cuerpo cada instante que se iba tras los espasmos y los sonidos. En fin, después se nos hará tarde. Los dos tendremos que irnos, pero será magnífico ver de nuevo a Mándala. Comprenderé que era una persona estupenda, y lo agradable que había sido conocerla. Y me acordaré de aquel viejo chiste, ya saben, el del tipo que va al psiquiatra y le dice, doctor, mi hermano se ha vuelto loco, se cree una gallina. Y el médico contesta, bueno ¿y por qué no hace que lo encierren? Y el tipo replica, lo haría, pero es que necesito los huevos. Y, en fin, creo que eso expresa muy bien lo que pienso de las relaciones personales, ¿saben? Son completamente irracionales, disparatadas, absurdas, pero las seguimos manteniendo porque la mayoría de nosotros necesitamos los huevos.
¿Hemos terminado? ¿Puedo irme por un trago ya?

miércoles, 9 de marzo de 2011

Esoterías I

Transmigración del ser

Por Diego Bang Bang

¿Has negado alguna vez tus pies? ¿Tus brazos? ¿Tu boca? Finalmente, ¿has negado alguna vez tu corazón? La vida requiere de certezas, pero más de incertidumbres: hoy, 12:34 am, no sé quién soy. Hoy mis músculos se sienten libres, de las caricias y de las mordeduras del amor; hoy, simplemente, no puedo ser depositario del amor. La piel se rasga y sólo es el comienzo; la memoria se entrega en una pequeña vasija para incinerarse: la vida se escurre como la sombra del bandido se escurre en el callejón. Tan sólo recuerda una cosa, la única cosa: empezaste en un mandala, seguiste en un mantra y terminaste en el hexagrama blanco. Aquí comienza Rayuela B.