> Arcanum VI: noviembre 2016

viernes, 11 de noviembre de 2016

Estelas

Por Diego Bang Bang

"[…] Stella da más o menos la medida de la visión de Hugo […]" 
Arthur Rimbaud 

1) Querida mía, aquí yacen tus rastros: tu nombre en la pantalla de la computadora a la espera de una contraseña. Un acertijo, un koan propios de nuestros días DC comics o de nuestras noches interminables con sabor a sushi. Tu sonrisa en la calle Victoria. Nuestro refugio erótico en los Laureles. Tus lágrimas reveladoras de las armas secretas. La música haciéndonos noche. Una botellita de tequila-amor el día de mi cumpleaños. Esta never-ending despedida. 

2) Se nos acabó la sustancia, mi amor. Y ni siquiera por el efecto de la exacerbada termodinámica. Fue por nuestro progresivo enfriamiento. Debido al gélido manto de la desconfianza. Por la intromisión de los fantasmas deambulantes en nuestra cocina embrujada. Por la malvada rutina. Por la inmisericorde estulticia. Espero podamos encontrarnos al final de la playa. 

3) Búscame en el Cementerio de los Corazones Rotos. En el cruce de los derroteros "Infidelidad" y "Desconfianza". Debajo de un árbol Nocilla Plastĭcus. Ahí estaré con un libro de Bolaño a tu espera. Recargado en el respaldo de nuestra lápida. Donde, algún día, podremos leer nuestro epitafio en stretto: "Te fallé. Me fallaste. Le fallamos a Morel". 

4) Le dicen "La Espeleóloga", porque gusta de andar en las profundidades. Primero juguetea con las anteras. Suele otear los filamentos mientras tantea parte de los pétalos y el sépalo. Se regodea con el estilo y el estigma. Justo después lambucea el terso receptáculo. Finalmente, termina por tragarse el pistilo por completo. Eso hace ella: "La Esteleóloga". 

5) Iniciática sangre vertida en el edredón. Decenas de cabellos revueltos en la almohada. Olor dioico suspendido en el aire. Un hermoso diorama. ¡Oh Estela!

sábado, 5 de noviembre de 2016

Las brujas

Por Diego Bang Bang
Loveable, she's good and bad
Mess around and you been had
Got a key and the master switch
She's my witch
Kip Tyler

Se presentan todo el tiempo como una farsa. Continua y continuada.

Su color no es el rosa ni el magenta. El glamour no pende de sus labios ni tampoco la elegancia pende de sus lóbulos.

No las encontrarás en ninguna rue o avenue. Ni persiguiendo a un felino ni tampoco las encontrarás en el famoso glíglico. Prefieren la melancolía a la fenomenología.

Las he visto besando una botella de vino tinto. Balbucean líneas de Eusebio Ruvalcaba. Hablan en matemáticas. Su teorema favorito es la entropía.

Sus ojos son hondonadas, pozos insondables. Sus senos te lanzan a precipicios escarpados o hacen que te arrastres hasta confundirte en su tumba.

Así las he conocido mientras paso por este río indefinido. Agazapado entre los contraltos de Ciudad Monstruo. Arrebujado en canciones de Kip Tyler. A la sombra de las sombras danzantes de brujas quemadas.

Diferentes de las femmes fatalitis. Ellas, las brujas, no inflaman. No son itis. Más bien pasman. Muerden. Son medicamento biótico contraindicado. Autónomo al entrar en el torrente sanguíneo. Algo más tóxico y mortífero que la estricnina.

Ellas fluyen independientes en la inmersión simbiótica de los sexos. Son el dedo medio travieso que excita al clítoris mientras el pene yace incauto e incautado en los recovecos vaginales.

Ahora mismo su sangre gotea en mi pecho. Atrapado estoy en su telaraña.