> Arcanum VI: 2011

sábado, 17 de diciembre de 2011

Sincretismo visceral

Recreación: entre letras argentinas y música mexicana.

Por Sonny DeLorean

Mujer: en el camino recorrido siempre has sido un duro golpe que atenta contra la realidad, una puerta ajena a medio cerrar o a medio abrir, trabada; has cimbrado en el viaje como un estallido interno de emociones que se disuelven en el alma y se tatúan en la piel: quimera de sentidos:

El oído y la vista en ubicuidad:
“te veo surgir por la bocina de la radio”;
olfato y gusto en perpetuidad:
“respiro el vaivén de tus sabores”;
el tacto, se cristaliza:
“en un abrazo acaricié todas las horas de tu vida”

He cerrado los ojos y reconstruido tus formas en las sombras ocultas de la imaginación; he despertando del entresueño para saber que verdaderamente existes. He transitado la vigilia del desvelo para reconocer que no se necesita de la noche y vislumbrar al espacio sideral para descifrar a Orión, Casiopea, Andrómeda o algún conjunto de estrellas porque toda constelación se traduce en la esfera celeste de tus pecas. Escuché al Rey y profané los recuerdos de tu infancia aun cuando fui un hereje con mis dioses.

Pude hacer posible la intangibilidad de las palabras, instante incorpóreo que alguna vez pudiste sentir. Descubrí que existe ese punto cósmico en algún lugar de la Tierra llamado Aleph porque he dejado de sentir todo en todas partes, enclaustrado en la vacuidad. Borges me reveló que los mortales trascendemos paso a paso, respiro a respiro, fracaso a fracaso. 

Y Cortázar me ha enseñado que debemos adentrarnos en el pozo para jugar en la literatura mágica: secuencia aleatoria de espacio y tiempo, puntos inestables en las coordenadas de la tierra, el aquí y allá se manifiestan en la misma dirección.  Apostaré al azar para el reencuentro de un mismo lugar y transitaré al final de la transformación: soy un cronopio.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Nutella Dream

“He dicho un millón de veces que me gusta ir a los estudios de grabación porque allí la idea que tienes en la cabeza toma una forma, que podría haber sido otra, pero toma una por las casualidades del momento, por la manera en que el técnico haya puesto el micrófono… No sé, todo influye… incluso la humedad del aire, la madera de los instrumentos... Y finalmente suena de una manera, y una vez que está grabada lo único que se puede hacer es pedir al técnico que la ponga muy fuerte para flipar en ese momento y… ahí se acaba. Y una vez que se acaba, lo que uno tiene que hacer es lavarse las manos y a pensar en lo siguiente”.

A propósito del oficio de hacer arte todo los días.

Entrevista a Sr. Chinarro, En su máximo esplendor, Alex D´Averc, Ediciones Rockdelux, 2007.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Nutella Dream

Con estas reservas, resulta iluminadora la sugerencia de que "literatura" es una forma de escribir altamente estimada, pero encierra una consecuencia un tanto devastadora: significa que podemos abandonar de una vez por todas la ilusión de que la categoría "literatura" es "objetiva", en el sentido de ser algo inmutable, dado para toda la eternidad. Cualquier cosa puede ser literatura, y cualquier cosa que inalterable e incuestionablemente se considera literatura, Shakespeare pongamos por caso, puede dejar de ser literatura. Puede abandonarse por quimérica cualquier opinión acerca de que el estudio de la literatura es el estudio de una entidad estable y bien definida, como ocurre con la entomología. Algunos tipos de novela son literatura, pero otros no lo son. Cierta literatura es novelística pero otra no. Una clase de literatura toma muy en cuenta la expresión verbal, pero hay otra que no es literatura sino retórica rimbombante. No existe literatura tomada como un conjunto de obras de valor asegurado e inalterable, caracterizado por ciertas propiedades, intrínsecas y compartidas.

A propósito de los que se "codean" con los consagrados de la "literatura". 

Eagleton, Terry, "Una introducción a la teoría literaria", México, FCE, 1983, pág. 22.


miércoles, 7 de diciembre de 2011

Humo

Humo
Por Diego Bang Bang

Sentada con las piernas cruzadas y un cigarrillo entre tus dedos. Expeliste una bocanada de humo y le confiaste algo al oído a tu acompañante. Con tu mano izquierda recogiste tu cabello. En toda la noche traté de llamar tu atención. A través del humo creí reconocer una mirada de complicidad. Simplemente quimeras.

Hay mujeres que al soltar el humo del cigarrillo me parecen extremadamente presuntuosas. La forma de pararse en el cuarto las revela un poco más. Son mujeres cualquiera, con aspiraciones cualquiera, pero con un cigarrillo insuflado de orgullo. ¿Se han dado cuenta cómo se pavonean algunas de ellas? En el instante dejan de interesarme.

Por otro lado, hay mujeres que fuman y expulsan el humo con un estilo inigualable. Con una cadencia y un tempo de plática-borrachera tan preciso como una melodía de Johnny Marr. Mujeres que fuman tan deliciosamente que dan ganas de arrebatarles un beso y tragar ese humo compartido. O que después de acabada su maniobra de pulmón, preferimos clamar por el cigarrillo que cuelga de sus dedos. No tanto por el cigarrillo como por rozar sus delicados dedos.

Recuerdo el primer cigarrillo que fumamos juntos. Estábamos en un concierto de surf en el Alicia. Decidimos acompañarlo con un par de cervezas. Mientras tanto, nuestra plática se incrustaba en cosas banales. Tu programa favorito de televisión. Tu canción favorita de 2005. Lo que más recordabas de tu infancia. Cualquier tipo de cosas, mientras yo deseaba tus labios en medio del humo que salía elegantemente de tu boca.

¿Quién no se ha quemado con un cigarro? Aunque en realidad la pregunta debería ser: ¿quién no ha quemado con un cigarro o a quién no han quemado con un cigarro? Sería demasiado que además del acto de muerte interna que representa tragar el humo, uno pudiera quemarse involuntariamente. Llega a pasar, pero no es tan constante como quemar a alguien más. Y si hablamos de actos de voluntad, reconozco que he pensado en quemar tu corazón con mi cigarro. He pensado soplar todo el humo en tu cara de una manera vulgar.

Un buen cigarro (un Romeo & Julieta, por ejemplo) con un buen whisky (un Jack Daniels, por ejemplo) después de una líneas de cocaína. No demasiadas, sólo las necesarias. El humo de tu cigarro en mi rostro, mientras mi cabeza es más bien un rompecabezas, después de que el humo de mi cigarro sopló tu ano. Mientras mi cabeza gira y gira, pienso que ninguna mujer me había pedido que le «humeara» el ano. No estuvo nada mal.      

El humo sube en mi habitación. Se eleva mientras trato de buscar una idea digna de contar. Y mientras más humo se descorre del papel, menos tengo que contar. Veo cómo se consume, poco a poco como… ¿nuestro amor? ¿la vida? La vida es humo. ¿Humo de vida?

Después de penetrarla y de que gimiera y pronunciara cuánto le gustaba; después de que llorara como la adolescente que es y la volviera a nalguear tirada en el suelo de aquella habitación. Después de que mi amigo iNtRa la volviera a penetrar; después de todo eso, me di cuenta que su aliento y saliva sabían a humo. Ese sabor me dejó la noche de sexo compartido.

Tu rostro ahora sólo es humo.
                                                      Humo sin punto de fuga.   

lunes, 28 de noviembre de 2011

Nutella Dream

Corridos Urbanos (Lost)

Por Bernardo Zárate Porcayo 
1
En los últimos años el paradigma de la arqueología de los objetos, línea de pensamiento fundada por Michel Foucault, dio cuenta a través de varios pensadores de la importancia de reconstruir ladrillo a ladrillo la Arqueología de las Discotecas. Despreciada por mucho tiempo, esta arqueología ha demostrado en sus primeros años la necesidad de mirar con detenimiento la forma relacional de los seres humanos en los recintos de lo efímero por antonomasia. De lo anterior, los investigadores han planteado una forma de explicar al ser humano desde la perspectiva de los objetos hedonistas de la cultura. Este paradigma que cruza los cimientos de las ciencias sociales y toca con mucha fuerza las tramas y formas de la literatura posmoderna, se ha dedicado a buscar los patrones y arquetipos de la conducta humana en una discoteca. De ahí que se haya dado cuenta de la manera como baile y drogas se asimilan con rituales antiguos de chamanería. Con la excepción de no contar con un sentido de pertenencia colectiva a nivel local.[1]

Recientemente, la unidad de Estudios de las Arqueologías con el apoyo de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y otras instituciones de la cultura han declarado como patrimonio nacional a todas las discotecas del país. Ya comienza, por cierto, ha formularse un estatuto y se hace un llamado a todos los dueños para registrar estos centros de divertimiento. El último conteo por la instancia encargada daba cuenta de más de un millar hasta Diciembre de 2017.



[1] En este caso en particular, en la Ciencia de la Comunicación se ha fundado la rama a partir de los estudios pioneros de Marshall McLuhan en lo referente a la Aldea Global. En consecuencia, la forma relacional de los seres humanos en las discotecas ha dado cuenta como nunca antes de la pérdida de ese sentido de pertenencia.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Nutella Dream

Nutella Dream
Por Diego Bang Bang

Con los pies descalzos estirados sobre la mesa de centro, Rafael cambia los canales del televisor. En el canal 22, la última señal cultural que se desmorona, encuentra su cara. La cara de ella. Es un programa a manera de mesa redonda. El tema "La Posmodernidad y los Nuevos Relatos". Ella habla sobre la nueva teleserie mexicana: "Lost Corridos Urbanos". Sobretodo, ese capítulo en e
l que dos investigadores interesados en la obra de Rod Serling se dedican a buscar el capítulo perdido de "La Dimensión Desconocida" en el que el personaje principal es un hombre que despierta en la Gran Tenochtitlán. Más allá de lo interesente de la disertación de Elena, Rafael está impresionado con la seguridad que ella ha ganado en los más de 5 años que lleva sin saber de ella. Y así, con la comida entre los pies, recuerda la plática que sostuvieron hace varios años sobre la crianza de su único hijo en la frontera norte de México.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Es Poco

por Rebeca Jaramillo

Conozco muy poco del mundo: 
sé de sus putas derramando sus copas y sus besos 
a desconocidos; 
sé de sus suicidas vertiendo sangre sobre el asfalto; 
sé de sus huérfanos tendiendo la mano para recibir el cielo. 

Sé de lunas entretejiendo sus redes, 
de hombres tendiendo puentes para mirar la luna. 
Sé de ruidos muertos que nadie escucha, 
de gatos negros recorriendo azoteas, 
de hombres y de fantasmas que se pasean 
en la madrugada por callejones y avenidas. 

Conozco la tierna mirada de un hombre cuando ama 
y la tristeza de una mujer cuando desama. 

Sé que la tarde es la hora de la despedida, 
que la noche es el tiempo de amar 
y el día, sólo un brevísimo espacio 
en que los fantasmas caminan 
y actúan hasta que cae la noche. 

Sé que el destino es más que una palabra: 
quizás sea esa lámpara sin genio, 
ese cántaro que se vacía o se llena 
conforme llega la vida. 

Creo saber algo del amor 
–aún menos que del mundo– 
sé que resucita a los muertos 
y a los fantasmas los vuelve hombres; 
sé que el amor es más que un salvavidas 
y que al revés de otras historias 
convierte la vida un destino. 

Sé que vivir es ir dejando trozos de un mismo: 
pedacitos de ternura, gotas de rocío 
y otros fragmentos. 

Es poco lo que sé y aún menos: 
no conozco el mar.




miércoles, 2 de noviembre de 2011

Guanajuato (Túneles y Callejones de)

Guanajuato (Túneles y Callejones de)

Por Diego Bang Bang

Túnel # 1: El flautista huele la humedad del primer túnel. Le gusta la idea de recorrer las entrañas de una ciudad colonial. Piensa en que le gustaría recorrer aquella ciudad con la bailarina exótica. Sostiene con los dedos su instrumento y derrama una lágrima en forma de notas musicales.

Callejón #1: Ella, la bailarina exótica, se mudó hace más de tres meses a aquella ciudad. Busca en su corazón las melodías del problemático flautista. Algunas resuenan en el viento que roza sus mejillas. Con una sutil sonrisa en su rostro, decide bailar su paso favorito en aquel callejón en picada.

Túnel # 2: En este túnel el flautista piensa en la idea de la doble bocacalle. En la trenza que forman las corrientes de aire que corren por él. Decide colocarse en la mitad. Cierra los ojos y siente como esa trenza se tensa en su garganta. En la pantalla interior de su mente, mira a lo lejos a la bailarina. En lo más profundo de su ser ella sigue bailando. Repentinamente, su garganta se anuda muchísimo más.

Callejón # 2: Recargada en una vieja pared, la bailarina mira con nostalgia la marea de gente que pasa sin dar cuenta de ese callejón. Mira las siluetas, parece que bailan. Bailan una pompa fúnebre. Cuando voltea a mirar la arquitectura se da cuenta que también le hace sentir nostálgica. Respira profundamente. Sabe que el flautista debe estar en algún túnel.

Túnel # 3: “Mi música dice que soy un túnel y pocos callejones desembocan aquí. Mucho menos lo hará el callejón de mi amada bailarina.”

Callejón # 3: La bailarina corre por los callejones. Trata de pensar en los callejones más idóneos para la inspiración musical. Sin embargo, se da cuenta de que es un esfuerzo inútil. La música del flautista ya no se escucha en las corrientes del viento. Y ella sabe que él tampoco escucha el golpeteo de los elegantes pasos de ella.

Es triste saber que el túnel no encontró a su callejón. Sólo resta esperar a que el túnel se derrumbe con la historia de la ciudad y que el callejón desaparezca en los pasos de los visitantes.      

domingo, 30 de octubre de 2011

Granada-de-fragmentación, presenta:

Semiosis infinita[1]

por radiAn Luna

La realidad es un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidAd de un sueño de La realidad de un sueño de La realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidAd de un sueño de La realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño de la realidad de un sueño



[1] Esta es la versión corregida y aumentada del ya entrañable mantra de inspiración baudrillardiana. Para más detalles lea el texto bajo el influjo de la sustancia de su elección.

viernes, 28 de octubre de 2011

Destruir los puentes

Destruir los puentes

Diego Bang Bang

Nunca te lo dije. Esa es la verdad. Siempre me gustó pensar que nos movíamos en la intempestiva adrenalina de un puente muy flojo. Un puente que tambaleaba cuando yo caminaba hacia ti o viceversa. Un puente de marras débiles. Un puente con un pantano debajo. Un puente de madera carcomida. Los besos eran placebos. Nos hacían olvidar el puente, pero el puente era movedizo. Por eso la sensación de caída cada vez que nos comíamos con la mirada o la boca. Por eso la sensación de liviandad.

Y cuando cambiamos de puente, no fue por un puente seguro. Fue un puente de rabia, de casa embrujada. Yo como príncipe desvalido y tú como hada maltrecha. Nos mudamos al puente de los horrores. Porque ese puente también era oscilante. Y cuando pensábamos y mirábamos el otro puente, a lo lejos, parecía un puente tan peligroso e inseguro. Sin embargo, este puente era igual de peligroso. Por eso te dije: “Por favor, no te muevas. El puente se puede caer”. No me hiciste caso y tuvimos que cambiar de puente.

Este puente era más seguro. Más aburrido. Más calmado y más egoísta. Por eso comencé a leer manuales para destruir puentes. Por eso conseguí un poco de glicerina y parafina. Por eso te dije que jugaramos a Burroughs-Vollmer. Por eso te tapé los ojos con una venda y puse un vaso en tu cabeza. Bang. Bang. Y, por eso, después de destrozar el vaso de nuestro amor, te dije que escucharas la sinfonía. Y por eso te agarré de la mano mientras caíamos. Y por eso te dije: “Ojalá disfrutes el éter, mi amor”.

miércoles, 26 de octubre de 2011

#FF Fadanelli´s Fault or Fucking Faggot



#FF Fadanelli´s Fault or Fucking Faggot
Por Diego Bang Bang
Narimi caminaba por Las Escaleras vestida con una pequeña falda (calzoncitos rosas incluidos) y una blusa top extremadamente excitante. Sus ojos rasgados, su pequeña nariz de huele-pene, sus grandes dientes de muerde-escroto y sus largas piernas pornográficas. Así caminaba. Así movía su culito fornido oriental en aquel hoyo del centro de la Ciudad de México.
Los IntRas hablábamos de muchas cosas esa tarde. Intentaré enumerarlas sin un orden jerarquico.1)La guerra que se libra a partir del concepto de Inteligencia Colectiva en la plataforma de Internet.2) El texto de Bolaño acerca de Philip K. Dick.3)La teoría del lector de Rodrigo Fresán en su novela La Velocidad de las Cosas.4)El texto de Bolaño en el que cuenta las conversaciones que sostuvo en Barcelona con Fresán.5)El lugar en el que vivía Nicanor Parra, entre las montañas y el desierto.6)De la declinación del amor como la declinación de la existencia propia.7)De la escena No New York! A la que pertenecían nuestros queridos The Feelies.8)El posmodernismo exacerbado de Carrión en su novela Los Muertos y su pretensión de crear conceptos rimbombantes.9)De la mejor canción de los Fleet Foxes que se llama Blue Ridge Mountains y como algún día acompañó una ingesta de cocaína.10)Las piernas de bailarina de Narimi.
Sus piernas. Acompañadas de unos calcetines infantiles, tan inocentes como excitantes. Sus piernas. Acompañadas de una cerveza que se pegaba a sus pequeñas chichis de anime creado por Rumiko Takahashi. Sus piernas. Recargadas a la mesa de madera roída en la que nos encontrábamos. Sus piernas. Que todos agarraban cuando se acercaban para hablar con ella, sin que ella les entendiera del todo.
Por alguna estupenda razón, Narimi decidió escogernos como sus confidentes aquella tarde. Comenzó a contarnos detalles de vida. Su llegada a México en la gira de una banda de Surf oriental y su consecuente enamoramiento de uno de los miembros de Los Bajones Electricos. Razón por la cual Narimi decidió, en aquel año de 2005, quedarse a vivir con el bajista de aquella banda de Surf Garagero. Su experiencia fue terrible. David, miembro fundador de Los Bajones, la dejo y ella tuvo que buscarse una vida en la Ciudad especializada en no tener datos exactos ni callejones del todo inseguros.
Después de un rato de plática introductoria, Narimi nos confesó que su propósito esa noche era coger. En el acto posó sendas manos en sendos huevos InTrarrealistas. Nuestra respuesta fue comenzar a besarla en medio de toda le podredumbre humana reunida en aquel lugar.
Después de un rato de nefastas caricias (sabor a alcohol y vagina humedecida), decidimos dirigirnos a una conferencia organizada por los Poetas Posmodernos (PoPo). En el lugar se respiraba una atmósfera bohemia grandilocuente. Nosotros estábamos ahí un tanto por el sentido de confrontación de nuestra madre literatura, un tanto por no tener otro sitio al que pudiéramos ir.
Antes de que comenzara la entronizada charla, decidimos inhalar cocaína en el baño del Vuela Vuela Bar. Los tres nos encerramos sigilosamente en el pequeño baño. Vertimos el polvo en la tapa del sistema de bombeo. Narimi inhaló primero mientras nosotros mirábamos su delicioso culo. Después fue nuestro turno. De inmediato comenzó esa sensación de euforia. Narimi, ávida de sexo, nos planteo la posibilidad de hacer un trío. Nos dijo, también, que si nunca nos habían metido el dedo por ano. Que era su especialidad. Repentinamente, tocaron férreamente la puerta. Salimos. Después de que presentaron al entronizado ponente, Guillermo Fadanelli, como abanderado de un tipo de literatura degradada no pude hacer otra cosa que pensar en la sensación de ser penetrado por el sistema comercial. De tener el dedo de las ventas hasta dentro de tu recto. Ser un marica de la literatura. Un penetrado más. Casi al mismo tiempo, no pude hacer otra cosa que contemplar seriamente la posibilidad de dejarme penetrar por el dedo de Narimi. Después de todo, si no lo hiciera ella, la oriental más desquiciada y sexy, lo haría en algún momento ese sistema. No parecía tan mala idea. Fadanelli se miraba bien, con su gorrita de siempre, sentado sobre el gran dedo del encumbramiento literario.