> Arcanum VI: junio 2015

domingo, 21 de junio de 2015

Suave descenso

Por Diego Bang Bang

NEGRO

Noche de ruido en capaz, los perros parecen toros, los gatos parecen lobos. La luna parece un sol. Los minutos horas. Horas que se perpetúan días. Granos de arena convertidos en galaxias eternas. El YO pende del hilo universal. Capas de ruido en la noche. El vecino platica con sus cuadros, la gotera se filtra en mi glande. Piedras que no ruedan atoradas en mi ducto urinal. El dolor a manera de verdad. La insistencia mi única facilidad. ¿Felicidad? 

GRIS

Grises en escalada. El olor es desagradable pero placentero. Mi cuarto todo ha descendido a instinto. Las mismas paredes sangran al tenor y tesitura de la Virgen María. Las tetas de ELLA rebotan en las volutas de humo. Algo reconforta su cuerpo y su trazo se vuelve pura y llana tiza.

BLANCO

Luz cegadora eterna. Los oídos se tapan porque las comisuras se muerden a pequeñas nerviosas dentelladas. La nariz ígnea. Las neuronas azules, amarillas y también magenta. Alguien hace una broma pesada: construir el nombre de ELLA con finas líneas blancas. Me invita a absorberlas. "Es toda tuya". Cada inhalación es motivo detonador lacrimógeno.  

GRIS 

Mañana de seda carnívora. Una guitarra acústica desecha que toco con mis dedos sabor a tu ano. En mi pecho yace tu orina y tus heces cuelgan de la cresta de mi lengua. Tu recuerdo es poco a poco más nítido. El huidizo olor de tu cabello, tus manos carcomidas por ti misma aventada a la más cruda ansiedad. Narcisismo caníbal. Tu miedo a ser penetrada por mi daga ecléctica. 

NEGRO

La noche está llena de ruidos. El rasgueo de los alaridos de la Ciudad Perdida. Diferente, diferenciada de la Ciudad de la Furia y también de Canciones Tristes. Diferenciable. 

BLANCO 

ELLA no viene, porque prefiere todas las fiestas de mañana. Mañana de seda carnívora. A espaldas de tu espalda, a orillas de tu saliva. De nuevo el suave descenso: las manos dormidas por la insatisfacción, el sexo retraído como cigarra agonizante, la inminente soledad de la primera adultez. Sólo quedará la música hecha capaz de luz en nuestra pequeña estación Souvlaki.   

Apocalipsis de bolsillo

INSTRUCCIONES: Aterido de horror en una esquina de tu cuarto azul recorre 5 de los recovecos injustos de la memoria en busca de reactivos cerrados. Cualquier coincidencia con el capítulo 3 de la serie inglesa Black Mirror es absolutamente voluntaria.

Reactivo # 1

El único precedente de nuestro apocalipsis de bolsillo fue un pequeño círculo polar escrito en notas al pie de página. Habitantes de zonas frías y, por ende, adictos a la ausencia. Sabíamos del amor como un momento. Del amor como un monosílabo. Una dicotomía en dos sílabas tendiente a perderse en cualquier estertor.

Sí/No

Reactivo # 2

Curioso resulta haber dormido a tu lado y recordar ese día como el más solitario de mi vida. Haber leído al ciclista antisolitario fue mortal. La soledad no puede habitar donde sólo un objeto existe. La soledad, me enseñaste aquel día, es una insatisfacción compartida. A espaldas de tu espalda, a orillas de tu saliva. Perdido en la ropa vertida en el azar de tu pequeño cuarto incompartido.

Sí/No

Reactivo # 3

La vida en la línea rosa. Tus nalgas se pegan a mi pelvis, la punta de mi pene envuelto en las orillas de tus nalgas. El metro brinca mientras el corazón vuelca. Apareces en la puerta. Primero en Balderas. Luego en Cuauhtémoc. Tú siempre a las afueras, yo siempre en los adentros. Otra vez en Cuauhtémoc. Eres ese afuera que pervierte mi adentro. Ese afuera que me hace pensar, ya de vuelta a casa, en nuestra intermitencia permanente. En las mesetas o las crestas escribientes de líneas sin puntos, de permanentes tangentes.

Sí/No

Reactivo # 4

Un mañana. Como la canción del Flaco Spinetta. Una mañana. Como la canción de Café Tacuba. Tus muñecas doblan delicadamente para volver a enganchar tu sostén. Una primera capa de luz entra por la pequeña ventana de "nuestro" hotel. Anoche tu espalda en primer plano; en segundo plano, la ciudad. La maniobra de tus manos me regresa a la gravedad, la misma palabra sostén lo hace. Anoche parecías flotar como personaje de Kawabata. Por la mañana el sudor se evapora místicamente, los gemidos se vuelven ecos musicales y el polvo regresa a ocupar su estado poético primigenio.

Sí/No

Reactivo # 5

La palidez particular que causa el darse cuenta de las cosas. Palidez causada por conducto de la lucidez. Palidez acompañada de paroxismo. Un escalofrío helado, un hilo hecho hielo, que recorre toda la espina dorsal: desde la médula hasta la próstata. Una palidez al alimón de la negrura espesa de tu mirada perdida. Ese momento exacto, tu cerebro iluminado por un relámpago de melancolía, en que te falta un mucho de aire. Ese adiós con eco de disparo (¡Bang!); cinco letras resumidas en mi tetraonomatopeya (¡Bang!). Tu nombre en mi boca: ¡Bang!.

Sí/No