> Arcanum VI: noviembre 2010

martes, 30 de noviembre de 2010

Cinco canciones de amor y un universo paralelo III

I Saw Her Standing There…

Por Diego Bang Bang

Las miradas se arrojan subrepticiamente, los ojos se esconden de tanto en tanto, ese brillo acuoso de tus pozos oculares reclama mi atención. El trayecto de tus movimientos en aquel cuarto es un ejemplo del movimiento azaroso del ser humano; vienes y vas sin reparar en las estaciones intermedias. Pero nunca en la misma ruta de mis movimientos azarosos. Esa sonrisa… se transmuta en una joya sin escaparate; yo ,simplemente, el admirador de aquella artesanía natural. Y si existiera la posibilidad, la ínfima posibilidad, de que los rabillos de tus ojos me miraran por convicción, que tu caminar evanescente me llamara a desaparecer… y si de alguna manera mi necia timidez soltara sus amarras por esta noche. No dejo de mirarte, no dejo de querer conocerte, no dejo de querer tener alguna conexión contigo: de salir corriendo de aquella fiesta, de tomarte de la mano y contarte una historia con cada uno de los trazos de tu palma. Esta primera línea se llama karma amoroso: en algún tiempo fuimos un par de reyes enamorados encorsetados por los usos y costumbres de nuestro tiempo. Esta línea morosa es nuestro encuentro como amantes en tiempos de guerra. En la línea más larga y sinuosa somos un par de estrellas en ignición viajando en órbitas que se unen caprichosamente; es decir, estrellas que se buscan incluso en las galaxias más tempestuosas. Ojalá un hoyo negro nos trague para poder perdernos indefinidamente en un universo paralelo.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Otras Mentiras III


Ficcionarte
Por Diego Bang Bang
Es dibujar tu silueta con tinta incolora en un lienzo impreciso en el ínfimo momento de un recuerdo: tus hombros (relieves tímidos), tus manos (pequeños pedazos de tierra lunar), tus piernas (anfibias carreteras) y tus ojos (pozos misteriosos donde yacen las reliquias de Dios).
Ficción es inventarte en el mundo de la Gran Rueda, en la caída y levantamiento del sol, en la marea del alma ulterior, en mi cabeza, en mi corazón, en el éter del espíritu. Es, además, acostarme aquejado de penas en la cresta de luz de las estrellas, mirarme en ellas y sentirme vivo: ese resplandor me recuerda a alguien sentado en el punto contrario de la misma luz.
La Gran Ficción es encontrarte por casualidad, llevarte a un lugar hermoso y susurrarte al oído el capítulo siete de Rayuela aunque tú no seas la Maga y yo no sea Oliveira. Es romper las cadenas del tiempo y el espacio; es decir, encontrarnos por azar aunque el azar sea nuestro peor enemigo con sus trampas de lugares y recuerdos.
La ficción es invectiva. Es un ataque a los sentidos: es sentir lo que nunca se ha sentido, vivir de quimeras famélicas que sólo causan miedo. Es una diatriba a la melancolía: el alma, por momentos, parece acercarse al puerto más fastuoso del universo.
Ficcionarte es no tenerte o sólo tenerte a través del arte. En las canciones (“[…] sin tu voz la noche es aún más negra […]”), en los poemas (“mejor que la oscuridad es la oscuridad de mentira […]”), en las novelas (“[…] y entonces jugamos al cíclope […]”), en las películas (“[…] cada vez que respiras mi corazón danza […]”)… Ficcionarte es no tenerte o tal vez sólo tenerte un momento: el mismo momento que tus ojos se pasean por esta hoja marchita.