Por Diego Bang Bang
El carro avanza colina abajo… Su semblante serio lo dice todo: enfurecida, enrarecida por las miles de contraindicaciones de la botellita de A.M.O.R. que olvidó leer. No sólo son los celos y, por extensión, la posesión lo que la prosterna vulnerable a la voluntad de un espécimen masculino. Es, sobre todo, la sensación de inseguridad que la idea de que algún día Lucio se marche le propina…Es ella (“La hermosa Ariadna” como Lucio la llama) buscando entre las cosas intimas de él arrobada por un envite incontenible de furia (Curiosity becomes a heavy load)… Es la furibunda Ariadna desquiciada en la cama de un hotel bajo los efectos del alcohol: la misma que reclamaba un poco más por la presencia de él en los momentos importantes para ella. Es ese semblante que la hace cargar una expresión pétrea en su rostro; reclamando sin reclamar.
Lucio mira sin mirar las piedras sobre la carretera serpenteada alrededor de la colina. Mira, a intervalos, de reojo a su amada Ariadna mientras en su estómago se postra un vacío inconmensurable causado por la culpa, la estulticia y la ansiedad. Se dice a sí mismo: “Esto está por terminar”. Una mariposa herida de muerte ronda su cabeza: ese hermoso insecto herido es su relación apedreada por las infidelidades a priori y a posteriori. Mientras las nubes descienden para desahogarse, Lucio se da cuenta que su relación ya no reclama dirección alguna: llego el momento de la imposibilidad, llego el momento del encierro en el cuarto con cuchillas, llego el impasse del corazón.
Y, entonces, Lucio pronuncia: “¿por qué hemos dejado de amarnos? ¿por qué, a veces, no quisiera ni voltear a verte? Ariadna, te amo pero no puedo seguir contigo.” Ariadna, con los ojos inyectados de odio, pide a Lucio que detenga el carro. El auto se detiene escurriendo gotas por todas sus partes. En un movimiento impulsivo, Ariadna embiste la puerta, baja del auto y le pide que siga su camino. Por fin dice: “Un final es un final incluso en la mitad de la carretera, incluso en la mitad de la noche, incluso en la mitad de la vida.”