> Arcanum VI: marzo 2013

viernes, 29 de marzo de 2013

Poison Aby


Poison Aby 

Por Diego Bang Bang 

Los dedos de las manos, hermosa Poison, no me alcanzan para contar los infiernos que he tenido que habitar.

Todas las noches me sentaba para tratar de escribirte. Obsesionado con la turas femeninas, he venido sorteando sus infiernos con la literaTURA. Cada infierno ha sido distinto. El de Ariadna, por ejemplo, fue muy chejoviano. El de la mujer que habita el arcoiris era muy cortazariano. Sin embargo, linda Poison, el tuyo ha sido distinto en tanto no he logrado descifrarlo en clave literaria.

Fui al médico, aconsejado por los Rolling Stones, y me recomendó leer a Elizondo y a Segovia. No obstante, leer sobre infiernos no me aclaró nada, sino todo lo contrario.

Todas las noches, primorosa Poison, me postraba en mi cama sin poder mover ningún músculo. Todo me dolía: las articulaciones, las sienes, el pecho. Y después venía, sin mi venia, la asfixia. El azul de mi cuarto se transformaba en el azul de la asfixia. Luego me levantaba para escribir, pero nada.

Poison, hermosa Poison, por qué no puedo escribirte. ¿Es que acaso tú eres ese infierno inescapable al que llega el escritor?

Quizá fue tu sonrisa o tu forma de bailar, pero nunca tu frivolidad. Estoy dispuesto, linda Poison, a sucumbir a tu embelso; dejarme morder, todo el tiempo, por tu boca sensual. Necesito tu veneno y también la cura de tu infierno.

Ahí voy, entonces, nuevamente a la boca de la serpiente venenosa. Le busco en los callejones de México, Distrito Federal. Le busco en la azotea de mi memoria: su intempestivo olor de selva, su amplia sonrisa de tormenta...

Eres mi vorágine, primorosa Poison. Una vorágine de blanco y negro y a veces muy sepia. Una vorágine de techos maltrechos y andadores peligrosos. Eres la navaja afilada que el suicida busca y que entre más profundo entierro, más lujurioso me siento.

Últimamente, hermosa Poison, todos lados me sugieren la muerte por amor. Pero lo que nadie sabe, es la delicia de fenecer por amor: agonizar con un cielo rojo chorreado de amor, agonizar con los crujidos malditos de cada vecindad, agonizar con la herida abierta por el azar.

¿Y qué haría si te volviera a ver, linda Poison? Si fuera en algún café o alguna pulquería, llegaría con el corazón escurriendo de amor. Con el cuchillo desenvainado como hoz. Con la cabeza perdida en tu voz.

Primorosa Poison, nuestra tura apenas comienza. Como primer ensayo de esta obra de ultratumba, no me pareció tan magro.

jueves, 14 de marzo de 2013

Copa, Raya, Paliza

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Por Diego Bang Bang 

Todo lo transgresor que tenía leer a Bukowski se ha esfumado. Al menos eso pienso en el momento
Nunca dejará de parecerme interesante observar a las personas bajo el efecto de alguna droga dura.
Siempre he pensado que las pulsiones humanas están infravaloradas. La mayoría de nosotros, los

de mirar el fondo de mi bebida. Sé de buena fuente: lo verdaderamente transgresor sería encontrar un
Por ejemplo, el crack. Una fumada, dos fumadas, tres fumadas... Sus ojos ya rayan en un brillo raro,
estúpidos seres humanos, nos movemos bajo su influjo. Les voy a dar una muestra: el día que la vi,

insecto ahogado de alcohol en ese fondo. Una cucaracha o algún desdichado mosquito. Las copas son
extremo. Después comienzan a tener alucinaciones auditivas. Terminan en el baño con una estupenda
con su exquisito corte de cabello, supe que quería violentarme. Era su mezcla de violencia explícita

simbolos fundamentales en el Tarot. Saber eso tampoco es transgresor. Vivirlo, vaya que lo es...
diarrea. Ahora traigamos como imagen la mandíbula trabada de un adicto a la cocaína. Esa persona
y ternura femenina. La mezcla de su atuendo punk y el brillo inmaculado de sus pequeños ojos.

Tomemos como ejemplo a Malcolm Lowry. Se necesita una vida dedicada a la copa para poder armar
ya no es la misma. La cocaína se ha apoderado de él o ella. Sus ojos ya no ven. Su boca no articula
Las siguientes dos semanas no dejé de sentir su olor. Imaginé el peligro de nuestro primer beso. De

el rompecabezas de su obra. Tomar anís, viajar a algún pueblo mágico, encontrar el volcán que yace
palabras coherentes. Una ansiedad extrema se apodera de él. Lo único que quiere es tener más coca
hecho lo soñé en repetidas ocasiones. Se volvió una obsesión. Puedo decir, sin ningún temor, que se

encallado en el centro de nuestro pecho. Sentir ese hervor y aventarse a la lava de la vida misma...
en su corazón. Y ese es el punto: tentar el corazón de la muerte. La vida nos aburre en algún momen-
volvió mi presa. Conseguí su dirección, la espié durante semanas enteras, memoricé cada uno de

La vida se funde con la metáfora de la copa medio llena o medio vacía. Todo es un gran engaño de la
to y tenemos la necesidad de acercarnos al Tanatos. Por eso en algún momento las drogas y las armas
sus gestos. Se volvió un personaje de mi encierro. Cada historia que escribía tenía que ver con ella.

subjetividad humana. Un día te levantas y ya no amas. Un día te levantas y quieres cambiar de cami-
se juntan. Primero como posibilidad de autodestrucción, después como posibilidad de trascendencia.
Deseaba con todas mis fuerzas un día no despertar de nuestro peligroso beso onírico. El primer beso

no. Otro día necesitas amor. Amor cualquiera: una palmada de aliento, un saludo ingenuo en el
No hay nada más trascendental, en este orden de cosas, que matar a alguien. Decidir su vida y
que era el último también. Un acto supremo de amor. Nunca nos conoceríamos en este sucio plano

transporte público. Un día ese gran poema que piensas es la vida, se vuelve un telegrama perdido en
plasmar su muerte. Y, en este orden del caos, nada más trascendental que matar al ser amado. ¡Bang!
de la realidad. En cambio, el paraíso de los sueños estaba a nuestra merced. Existes pequeña Graciela

alguna zanja del siglo XIX. Otro día eres una gran mierda garabateada digitalmente. ☺☻®
¿Se imaginan la liberación? No más atadura a este mundo. Lo que sigue es dispararse a sí mismo.
porque puedo soñarte. Seré tu hombre lobo, si tú eres mi asesina serial. Amor locamente enfermo.