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domingo, 18 de marzo de 2012

El Cifrado B 612 (Segunda parte)


El Cifrado B612 (Segunda parte)

Por Diego Bang Bang 

… Aquella plática del trío trataba acerca de un colectivo dedicado al Street Art. Un grupo de artistas (graffiteros en su mayoría) dedicados a transformar la manera en que percibimos la Ciudad de México.
                En particular, mencionaban a un artista denominado Fando. De quien se tenían muy pocos datos biográficos y quien ostentaba las obras más reconocidas de todo el colectivo. También se le adjudicaba el robo de algunas piezas de los museos más importantes del país.
                Fando, aseguraba la chica del tatuaje, había cambiado la estética del Street Art en México como José Clemente Orozco, Diego Rivera y Siqueiros el muralismo a principios del siglo XX. Sus interlocutores arquearon las cejas y fruncieron el ceño.
                Aún más, la chica aseguraba que Fando había transmigrado los límites de la Vanguardia Mexicana. Una Vanguardia, según ella, tan representativa como la Revolución en el estrato de la Historia. También planteaba lo anquilosado de la crítica pictórica en México para entender al misterioso artista.  
                Al pronunciar sus últimas palabras, se hizo un silencio que devolvió a la onda principal los sonidos propios del lugar. La pequeña rocola emanaba ruidos (LSD Effect) que más exactamente parecían fluidos. Los parroquianos alzaban sus respectivos tarros y depositaban el viscoso líquido en sus extendidas fauces.
                Enseguida de esa meseta de la realidad, volteé a ver a Gina Monster. Su mirada estaba clavada en su propio reflejo en el espejo o sería más preciso decir en los variados reflejos de sí misma alrededor del lugar. De repente sintió mi mirada y opuso una dulce sonrisa.
                Después de sorber de nuestro tarro compartido de apio, pensé pertinente comentar la plática del trío adyacente. Gina Monster era conocedora de la obra del Dr. Alderete y supuse que mi intriga no pasaría desapercibida para ella.
                Gina Monster me escuchó con detenimiento y luego mencionó que había oído algo parecido en los círculos cercanos al Dr. Alderete. Aunque no había dado demasiado importancia ya que le parecía un cliché desde el meteórico ascenso de Banksy en la esfera del arte.
                    Salimos de Las Duelistas al terminar nuestra verdosa bebida. Decidimos caminar sobre el Eje Central en dirección a Garibaldi. Ya en la calle el ruido citadino era envolvente, algo así como un Surround Órganico (LSD Effect) o al menos ese fue el membrete que se dibujo en mi conciencia.
                Por lo demás, en mi cabeza seguía la plática de aquellos parroquianos. Pensé al menos en dos posibilidades: Fando podría ser solo una categoría de varios artistas bajo la misma firma. O, en el extremo, una estrategia de marketing desde los círculos de poder de los artistas de la calle. Seguramente, existían muchas posibilidades más.
                Cuando arribamos a Plaza Garibaldi nos sentamos en una de las jardineras. El atardecer era lento y translúcido y huidizo. Un par de nubes en forma de sendos barcos naufragaron delante de nuestras pupilas. Algo dentro de mí también lo hizo. Era un naufragar trémulo como aquel que se siente antes de los sucesos que nos marcan la vida.
                  

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