> Arcanum VI: #FF Fadanelli´s Fault or Fucking Faggot

miércoles, 26 de octubre de 2011

#FF Fadanelli´s Fault or Fucking Faggot



#FF Fadanelli´s Fault or Fucking Faggot
Por Diego Bang Bang
Narimi caminaba por Las Escaleras vestida con una pequeña falda (calzoncitos rosas incluidos) y una blusa top extremadamente excitante. Sus ojos rasgados, su pequeña nariz de huele-pene, sus grandes dientes de muerde-escroto y sus largas piernas pornográficas. Así caminaba. Así movía su culito fornido oriental en aquel hoyo del centro de la Ciudad de México.
Los IntRas hablábamos de muchas cosas esa tarde. Intentaré enumerarlas sin un orden jerarquico.1)La guerra que se libra a partir del concepto de Inteligencia Colectiva en la plataforma de Internet.2) El texto de Bolaño acerca de Philip K. Dick.3)La teoría del lector de Rodrigo Fresán en su novela La Velocidad de las Cosas.4)El texto de Bolaño en el que cuenta las conversaciones que sostuvo en Barcelona con Fresán.5)El lugar en el que vivía Nicanor Parra, entre las montañas y el desierto.6)De la declinación del amor como la declinación de la existencia propia.7)De la escena No New York! A la que pertenecían nuestros queridos The Feelies.8)El posmodernismo exacerbado de Carrión en su novela Los Muertos y su pretensión de crear conceptos rimbombantes.9)De la mejor canción de los Fleet Foxes que se llama Blue Ridge Mountains y como algún día acompañó una ingesta de cocaína.10)Las piernas de bailarina de Narimi.
Sus piernas. Acompañadas de unos calcetines infantiles, tan inocentes como excitantes. Sus piernas. Acompañadas de una cerveza que se pegaba a sus pequeñas chichis de anime creado por Rumiko Takahashi. Sus piernas. Recargadas a la mesa de madera roída en la que nos encontrábamos. Sus piernas. Que todos agarraban cuando se acercaban para hablar con ella, sin que ella les entendiera del todo.
Por alguna estupenda razón, Narimi decidió escogernos como sus confidentes aquella tarde. Comenzó a contarnos detalles de vida. Su llegada a México en la gira de una banda de Surf oriental y su consecuente enamoramiento de uno de los miembros de Los Bajones Electricos. Razón por la cual Narimi decidió, en aquel año de 2005, quedarse a vivir con el bajista de aquella banda de Surf Garagero. Su experiencia fue terrible. David, miembro fundador de Los Bajones, la dejo y ella tuvo que buscarse una vida en la Ciudad especializada en no tener datos exactos ni callejones del todo inseguros.
Después de un rato de plática introductoria, Narimi nos confesó que su propósito esa noche era coger. En el acto posó sendas manos en sendos huevos InTrarrealistas. Nuestra respuesta fue comenzar a besarla en medio de toda le podredumbre humana reunida en aquel lugar.
Después de un rato de nefastas caricias (sabor a alcohol y vagina humedecida), decidimos dirigirnos a una conferencia organizada por los Poetas Posmodernos (PoPo). En el lugar se respiraba una atmósfera bohemia grandilocuente. Nosotros estábamos ahí un tanto por el sentido de confrontación de nuestra madre literatura, un tanto por no tener otro sitio al que pudiéramos ir.
Antes de que comenzara la entronizada charla, decidimos inhalar cocaína en el baño del Vuela Vuela Bar. Los tres nos encerramos sigilosamente en el pequeño baño. Vertimos el polvo en la tapa del sistema de bombeo. Narimi inhaló primero mientras nosotros mirábamos su delicioso culo. Después fue nuestro turno. De inmediato comenzó esa sensación de euforia. Narimi, ávida de sexo, nos planteo la posibilidad de hacer un trío. Nos dijo, también, que si nunca nos habían metido el dedo por ano. Que era su especialidad. Repentinamente, tocaron férreamente la puerta. Salimos. Después de que presentaron al entronizado ponente, Guillermo Fadanelli, como abanderado de un tipo de literatura degradada no pude hacer otra cosa que pensar en la sensación de ser penetrado por el sistema comercial. De tener el dedo de las ventas hasta dentro de tu recto. Ser un marica de la literatura. Un penetrado más. Casi al mismo tiempo, no pude hacer otra cosa que contemplar seriamente la posibilidad de dejarme penetrar por el dedo de Narimi. Después de todo, si no lo hiciera ella, la oriental más desquiciada y sexy, lo haría en algún momento ese sistema. No parecía tan mala idea. Fadanelli se miraba bien, con su gorrita de siempre, sentado sobre el gran dedo del encumbramiento literario.

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