> Arcanum VI: El monstruo enamorado

miércoles, 4 de febrero de 2015

El monstruo enamorado

Por Diego Bang Bang

El enamorado no es otra cosa que el perseguidor de señales. Alguien que decide ponerse en el canal intempestivo del destino y, por lo tanto, del lado de la fe. Ésta última, instancia inexplicable desde el raciocinio y que trasciende el plano emocional. La fe, entonces, es una conjunción de la negación racional, la trascendencia emocional y la convicción estética.

Este perseguidor tiene distintas modalidades para hurgar entre las capas del enamoramiento. Hay una en particular que interesa a los asiduos del enamoramiento: la arrobadora, valiente, salvaje, tempestuosa y violenta. Aquella que "[...] cala los huesos sin avisar[...]", como una lluvia inesperada. Aquella que rompe los diques de la conformidad, remueve los lindes de lo permisivo y alienta a caminar sobre las nubes.

Cuando, por otra parte, se ha experimentado esta violencia -de ola, de tifón, de acantilado- no se volverá a ser el mismo. Se habrá experimentado la deliciosa tragedia de no pertenecer a uno mismo. Se habrá experimentado la injusticia de saber que esa cumbre del placer existe y que se buscará toda la vida. Por eso el personaje de "El secreto de sus ojos" espera en la estación al asesino de su amada -sí con violencia de venganza, pero también con violencia de enamorado. Por eso Alceste prefiere abandonarnos a todos, por eso prefiere morir a solas y en busca de la violencia que alguna vez lo arrojó de sí mismo.

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