> Arcanum VI: D. (el) F. (os) V (Theatertape)

domingo, 22 de junio de 2014

D. (el) F. (os) V (Theatertape)

Por Diego Bang Bang

Theatertape
De lunes a domingo las 24 horas del día.

Aquí estoy de nuevo frente a la cascada interna de imágenes: sueños, recuerdos y quimeras. Comencemos, pues, de atrás hacia delante.

Quimeras

He comenzado a pensar en la memoria como en un teatro. Ahí están los espectadores (amigos, conocidos y desconocidos) a la espera de alguna historia. En lo más profundo, nosotros (los encargados del teatro) sabemos que ellos esperan historias tristes. Aunque ellos no lo sepan o tal vez sí, Shakespeare sabrá. Quieren, en todo caso, que les hablemos de la muerte, de la soledad y de las miserias del corazón.

Ahí están sentados, perenemente. Espectadores expectantes. A la espera de un primer movimiento: a lo mejor un pequeño punto rojo en medio de la oscuridad. Un punto que comience a dibujar galaxias lejanas o microsistemas unicelulares. O, como en este caso, un punto rojo a manera de herida. Una herida que antes de dibujarse en el escenario debió tener vida orgánica saludable. Una vida alimentada por quimeras. 

Las quimeras son entes por antonomasia de ciencia ficción. Son entes que existen en el futuro. No hay quimeras sin futuro, aunque claro que hay futuro sin quimeras. Son diapositivas animadas proyectadas en el telón blanco de la memoria. Así comienza, después de este innecesario proemio, esta pieza teatral.

Diapositiva escénica # 1

Febrero de 2015. Recién pasado tu cumpleaños, decido declararte que estoy profundamente enamorado de ti. Ha sido un largo proceso, al menos dos años medio, pero por fin estamos en ese punto de ignición. También es el momento preciso para declararte mi estrategia primigenia: acercarme a ti poco a poco, sigilosamente. Tu edad y tu recién desencanto por la relaciones de pareja así me lo indican. Aunque era más joven, te digo, traté de ponerme en el momento de tu vida, en el zeitgeist particular y subjetivo de tu existencia. No me gustaste desde el principio, fue algo que sucedió in crescendo. Terminaste por volverte la punta del iceberg, es grato decirlo. No había conocido mujer como tú, aunque suene a la balada barata.

En esta última frase se oscurece la proyección. Se escucha, entonces, el respirar y el acomodo de los asistentes en las butacas. Se escucha un carrete corriendo. Entonces comienza la segunda diapositiva.

Diapositiva escénica # 2

Marzo de 2014. Una voz se escucha en todos los rincones del foro. “La siguiente dramatización es una mezcla entre recuerdo y quimera”. Salgo entonces desnudo. En una actuación grado cero. Las bolitas cancerígenas de mi pecho están rodeadas con círculos rojos. En la densa oscuridad del otro lado de la cuarta pared vislumbro los ojos amarillos de los eternos espectadores. Después de un par de movimientos trémulos en las manos comienzo:

- Admito que fui pusilánime. Después de darle muchas vueltas al asunto, me di cuenta que había dado muchos pretextos baratos para no besarla. Era el momento perfecto. Sin embargo, no lo hice. Confié en el devenir del tiempo y en la inevitabilidad de nuestra aventura amorosa. Seguí la táctica de la desaparición amorosa: las ausencias son infalibles para conquistar a una mujer. Me equivoqué. Aquel día antes de ir al concierto, debí haberla besado. Y haberle dicho cuánto me gustaba. No por regodeo subjetivo, sino en honor de la belleza. Lo más curioso es que he llegado al extremo de imaginar la mejor manera en que pude haberlo hecho. Con frases del tipo: “voy a apostar a tu imperfección, porque si llegaras a hacerme caso eso sería la prueba más fehaciente de ella”. O citar la frase más directa y concisa de “El encanto del erizo”. Aquella en la que los personajes saben que pueden ser lo que quieran: amigos o amantes. Aunque le hubiera dicho que me inclinaba por la segunda opción. Por eso les digo que esto es recuerdo y también quimera. Después de estas frases, siempre en mi mente, terminábamos abrazados en un beso y con las miradas fundidas en un solo azar. No fue así y ahora me arrepiento.

Oscuridad nuevamente. Comienza “Videotape” de Radiohead. 4 minutos 39 segundos no son nada en este foro. Este teatro es eterno. Aquí nadie lleva prisa y todos tienen tiempo para asomarse a la ventana del mundo. De par en par, los ojos de los espectadores expectantes se van cerrando para sumergirse en las notas del piano y la voz de Yorke. El nombre de la obra hace sentido en ese preciso instante. “Theatertape”. La devastación interior de un hombre común. Pusilánime y acostumbrado a las desgracias. Alguien que piensa que las palabras vida y sufrimiento son vicarias. Estos espectadores en eso son los mejores. Son amantes de historias trágicas. Por eso vienen a este teatro y no otro.

Diapositiva escénica # 3

Junio de 1998. Tengo 11 años y tu 15. Como cada tarde nos reunimos en la casa abandonada de la colonia. No obstante la frente sudorosa debido al fútbol, no te causo asco. Llegas a tiempo con un libro infantil maravilloso. Es un libro ilustrado de mitología griega. Todas las tardes me lees un capítulo. Recuerdo fotográficamente el día en que me leíste el mito de Orfeo. A decir verdad, no entendía bien por qué el personaje no podía voltear a ver a su amada. En aquel tiempo me fascinaba más la idea de descender al infierno. Con todos esos monstruos y llamas.


Estas palabras se acompañan de un acto de teatro de sombras. Las sombras nos cuentan ese amor inefable entre Orfeo y Eurídice. Un amor como ninguno y como todos: devastador. Entonces, el Diablo rapta a la amada de Orfeo. Es un teatro infantil hermoso. La ingenuidad del enamorado es la que resalta en este acto. Su torpeza para bajar al inframundo y su vileza al tener esperanza. Mientras deambula por los páramos siniestros del infierno, Orfeo sigue creyendo en la promesa diabólica que le da esperanza. Cree que algún día podrá vivir en armonía. Finalmente, voltea. La verdad toma forma frente a sus ojos: Eurídice nunca será suya. Están destinados a vivir en el exilio mutuo. Mientras de fondo reverbera un sonido de cataclismo; Orfeo comienza a quemarse en mitad del escenario. Se vuelve cenizas. Aún así, la parte más irreal y fantástica ha quedado para la posteridad. Por eso seguimos teniendo esperanza, por eso seguimos viviendo en el infierno amoroso.  

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