Deshacer el amor
Por Diego Bang Bang
Alguien tiene que hacerlo. De día o de noche. Eso no
importa.
1)
Esa madeja llamada amor también afloja sus urdimbres.
Sus urdimbres injustas. Porque la memoria es injusta. Y, por supuesto, la
madeja consta de muchos recuerdos…
2)
Alguno de los dos llora. Después de tener sexo.
Es lo peor. Porque ahora ni siquiera el hilo placentero de la cópula puede
tejer nuestra experiencia amorosa.
3)
No puedes moverte y quisieras que esta historia
estuviera escrita en tercera persona: “Él no puede moverse. La necesita como
razón de vida.”
4)
Los fantasmas son tantos. A veces también aparecen
zombis. Un fantasma, su risa en alguna calle del Centro. Un zombi, su nombre en
el parabrisas de un camión popular.
5)
Y sí… todavía guardo alguna carta. Algún calzón
tuyo también. Lo robé. Espero que tengas mi vinil. Sí ese… El de “Blonde on
Blonde”. Título absurdo. Como nuestra despedida.
6)
¿Podríamos afirmar que nuestros destinos
terminaron por cruzarse? ¿Podríamos negar que de alguna manera nuestros
derroteros terminaron por bifurcarse?
7)
Escribo en la sombra. Sobre la sombra de nuestro
amor. Y, a veces, la sombra es insoportable. Más bien, las dos sombras. En la
oscuridad de la sombra te extraño.
8)
La ansiedad muerde. Como una hiena muerde el
desperdicio. Y todo yo estoy hecho un desperdicio. La hiena acecha mi cuarto.
La hiena ha entrado y se dispone a morder.
9)
“Es como si esa persona muriera”, dijiste.
Entonces, ahora estoy muerto para ti. Tu funeral fue bonito: con flores, vino y
música de Elliott Smith.
10)
Y mientras ella, la mujer que se tragó el vacío,
agoniza, te imagino a ti también en esa instancia de la muerte. En ese punto en
el que no hay retorno y hasta donde debe llevarse la vida, según Kafka.
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