> Arcanum VI: El Cifrado B 612 (Primera parte)

miércoles, 1 de febrero de 2012

El Cifrado B 612 (Primera parte)

El Cifrado B 612  

Por Diego Bang Bang 

Todo comenzó por una publicación en el portal BookCrossing.com. En esta publicación ella, @rossitaB612, escribió que en alguna parte de la Ciudad se encontraba una edición especial de su librito favorito. Un ejemplar de “El principito” primer tiraje firmado por Saint-Exupéry.
Después de una semana de pesquisa, no había rastros de aquella joya literaria. Para lo cual los demás usuarios pedimos algunas pistas. Ella respondió de la siguiente manera: “El cúmulo de objetos voladores nos invitan a la platea más alta y, desde ahí, Dios nos saluda desde el B 612”.
 El mensaje cumplía su cometido, hacer de la confusión una fascinación. Muchas veces imaginé el número de lugares referenciados por aquella frase en la mente de los usuarios. Debido a mis limitadas dotes detectivescas, mi referencial fue un lugar común.
Pensé en el cúmulo de objetos voladores a los ángeles de mármol dispuestos en la entrada del Palacio de Bellas Artes. En los recintos al interior busqué las plateas más alejadas de los escenarios y la referencia a Dios en el asteroide B 612.
Ésta última, la pista menos cifrada. Está por demás decir que mi búsqueda fue infructuosa. Salí de aquel conocido lugar con la fascinación de saber que el mensaje de @rossitaB612 no era, ni por asomo, un cifrado fácil de deconstruir.
  Pasó algún tiempo y de mi ánimo fue desapareciendo la voluntad para continuar la búsqueda. De algún modo, proponer un entramado así contravenía el “espíritu” del sitio. En el cual, según entiendo, la idea es poner a la mejor  disposición de otro usuario algún libro.
Desestimé al poco tiempo aquella edición. Continué visitando el portal en la búsqueda de algún libro valioso y cercano a las principales calles. No encontré nada digno que me hiciera mirar por entre los arbustos y dentro de los hormigueros más recónditos.    
                Seguí, entonces, mi deambular cotidiano por el Centro. Mi recorrido incluía beber cerveza en alguna cantina, visitar alguna exposición y sentarme a buscar lo “maravilloso-cotidiano” en las paredes de la Ciudad. Algún mensaje de amor romántico pintoresco o alguna enseñanza Zen en la forma de las piedras de los edificios.
                Una tarde, algún tiempo después, llegó a mis manos por conducto de mi amiga Gina Monster un papelito concentrado en LSD. Tenía tiempo de no visitar aquel reino de colores y brillos y sonidos y ahora hay que bajar la escalera y entonces por qué no dejarse caer…
                Ese mismo día decidimos ir a por un pulque a Las Duelistas. Languideciendo el curado de Piñón en mis entrañas comenzó esa sensación de descontrol y perfeccionamiento de la conciencia. Mi miré al espejo y me di cuenta de mis reflejos… de mi viaje.
                Así iba cuando, de golpe, noté a una chica en la mesa contigua. Más exacto sería decir que noté su lindo tatuaje en el hombro. Era uno de los dibujos principales de “El Principito”, aquel en el que el Principito vuela, sobre un fondo sideral, amarrado a una miríada de aves.
           Sin embargo, lo más sorprendente no era eso (LSD effect) sino la plática que sostenía con sus acompañantes…   

No hay comentarios:

Publicar un comentario