> Arcanum VI: Alquimia Musical # 1

jueves, 15 de septiembre de 2011

Alquimia Musical # 1

Las presiones sanguíneas de The Kills

Por Diego Bang Bang

En el escenario hay dos polos de atracción. Del lado izquierdo se encuentra el mago del feedback, Jamie Hince, y del lado derecho se encuentra la tigresa albina, Alison Mosshart. En la primera canción, “No Wow”, la fuente de sonido comienza a brotar. Es la primera invitación al mundo del ruido como forma de arte.

El mago Hince muestra su habilidad para construir densas paredes de sonido. Sólo necesita de una pedalera, de un secuenciador y el apoyo de un roadie que afina constantemente las tres guitarras que manipula. Y, entonces, “el futuro comienza lentamente”.

Antes de la apoteosis melódica de cada canción, la tigresa albina camina inquieta por su espacio en la parte derecha del escenario. Su recorrido de cuatro esquinas forma un cuadrado, una jaula imaginaria que invita a la sensualidad. Entonces, la fuente vuelve a brotar y la tigresa sentencia: “Ama, ama hasta que tengas suficiente/Baila, baila si no tienes amor alguno”.

Los dedos de Hince manipulan el secuenciador dispuesto para la sección rítmica de las canciones. “U.R.A. Fever” funde las artimañas sónicas del mago con los melodiosos versos de tigresa albina. Por un momento parecen figuras vicarias, sonido y movimiento en el anverso y el reverso, la sensualidad que raspa y acaricia al mismo tiempo.

En el siguiente truco todo depende de la metamorfosis. La sensual tigresa de pelo morado debe convertirse en una presa acechada por el amor. Su vistoso pelambre pierde volumen, se apacigua. Y el mago convertido en titiritero del piano lanza una melodía. La tigresa toca su pecho, cierra los ojos y canta: “Escuché lo que dijiste y te amo hasta el punto de morir”.

En la última canción la fuente de feedback vuelve a brotar constante y machacante. Para entonces el ritmo de los corazones se ha apresurado; para entonces, la sangre ya no es la misma.

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