> Arcanum VI: Cuadros de ciudad.

martes, 19 de julio de 2011

Cuadros de ciudad.

Crónica de cualquier paseo vespertino.

Por Ladybug.



Nos tomamos de la mano y caminamos fingiendo que somos una pareja más que se encuentra entre la gente, simulamos que no existe nada detrás de ti y que lo único que buscamos es amor. Pero ambos sabemos que eso es tan falso como tu vida; cuando estamos juntos me gusta mirarte, veo en tus ojos cerrados el deseo de un tiempo antiguo del cual no guardo más que recuerdos. Tú no eres un recuerdo (aunque en ocasiones eso desearía), eres el presente, me buscas y yo no soy más que el rostro de un deseo insatisfecho, de verdad ¿crees que llegaremos lejos? A veces, cuando tu lengua me acaricia suavemente y siento la desesperación bajar del cuello a mi pecho, creo que podemos hacerlo, de pronto una niña sonríe y nos juzga, es la sombra de tu presente, que jamás podrá ser pasado.

No hay remedio, estamos jodidos, la mentira y la evasión son la base de nuestros encuentros, nadie más lo sabe y cuando te beso no huelo la culpa; pero no soy yo quien está huyendo, eres tú el que tarde a tarde busca en mí la absolución, el descanso. Tu cuerpo tiembla porque el mío se acerca y lo toca suavemente; el mío sabe que todo placer es pasajero y que ésta no será la excepción, por eso, cuando escucho tu respiración agitada no me gusta pensar en el futuro que probablemente no veré.

Ahora camino a tu lado, te acaricio la mano y finjo que podemos amarnos, pero cómo podremos convertir nuestra historia en eso, sé que el amor es una nube, todo es confuso y pocas veces se puede saber cuándo ha dejado de ser sólo algo nuevo. En realidad no se sabe, sólo nos empeñamos en que la sinapsis de las neuronas diga que te quiero…camino a tu lado y toco tu mano cálida, dejo de pensar por qué estoy aquí y me convenzo de que no siempre el futuro estará atado al pasado, olvido las reglas y decido que este ardoroso beso sea lo único que tenga relevancia en este sinsentido que, de cualquier manera, está lleno de mentiras, una más no puede condenarnos, simplemente nos mantiene al borde.

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