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sábado, 5 de febrero de 2011

Filmoterías

This is Not a Movie: This is a Zapping

Por Diego Bang Bang

El fenómeno del zapping es uno de los fenómenos más extendidos en nuestra era: la era de la información[1]. Se caracteriza, a saber, por la capacidad del consumidor de medios para cambiar con una innegable facilidad de los canales de información sin importar el medio en el que se encuentre inmerso. Es, además, un fenómeno relacionado con la dinámica para transmitir contenidos: debido a la ganancia que la industria de la publicidad genera, ésta ha logrado posicionar su paradigma como el más idóneo (incluso como el canon) para transmitir mensajes. Este paradigma se ha impuesto en todos los medios electrónicos y, a la postre, ha domeñado las expresiones propias de esos medios. This is Not a Movie es un claro ejemplo.

Desde la cuestión técnica (forma) hasta la cuestión de contenido (fondo) prevalece una estructura guiada por el quehacer publicitario: en lo técnico se puede ver representado en los distintos comerciales o promocionales para las películas del personaje de Peter Coyote.[2] Recurso en nada criticable si se deja de lado una posición ideologizante acerca del sistema, pero no viceversa. Olallo Rubio comete el error, quizá intencionadamente, de construir un discurso, a través de su personaje Pete, crítico, escéptico y, finalmente, ideologizante[3] respecto al sistema. Y termina por desembocar en una contradicción entre la forma y el fondo: un choque entre los promocionales de las películas “The Man” y el discurso crítico hacia el sistema y su inquebrantable autopoiesis.

Lo elogiable en William S. Burroughs y su método vanguardista para hacer literatura—cut & paste—en Olallo Rubio se convierte en un zapping de contenido. En un vicio más que una virtud: el cut & paste del padre de los Beatniks era una manera de minar la literatura totalmente ordenada de las grandes novelas. Era, en su muy particular forma de ser, una técnica vanguardista perteneciente a su tiempo. En Olallo Rubio desemboca en un factor de distracción y sensación de confusión acerca de la profundidad de la obra en cuestión. En lugar de convertirse en una profunda reflexión acerca del declive de la civilización occidental[4] termina por convertirse en un discurso autocomplaciente por las inquietudes del antes locutor de Radioactivo. Un zapping intelectualoide, un zapping artisticoide.

Pero aún hay más, a manera de colofón, de este zapping televisivo con fotografía fílmica: los referentes. La película, quizá por su cinismo artístico indisciplinado, no cuida sus referentes: ahí están todos. Desde Hunter S. Thompson[5] hasta David Fincher y Pantera. Por momentos parece que Rubio tenía una pretensión muy grande: hablar de todo lo que le ha inquietado en la vida. Lo que no le dijeron es que obras de esa envergadura se logran sólo con disciplina y dedicación, así como referentes menos digeridos. Terry Gilliam lo sabe, ¿o no?



[1] Para un enfoque marxista de fondo de la causalidad del fenómeno revisar la obra de Manuel Castells.

[2] Los cuales pretenden ser homenajes y/o sátiras de películas clásicas del cine norteamericano.

[3] No ideológico porque en ningún momento rastrea alguna ideología como por ejemplo: Marxismo, Leninismo o incluso Gramscismo.

[4] Pocos para tratar el tema como Palahniuk en el Club de la Pelea.

[5] Quien por cierto trató muchísimo mejor la locura en un hotel de las vegas.

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