> Arcanum VI: Las señales de humo de Los Coronas

miércoles, 4 de octubre de 2017

Las señales de humo de Los Coronas

Por Diego Bang Bang

Una de las cosas fundamentales al contar la historia del rock & roll es la selección de los hechos históricos. A partir de esa selección se pueden obtener formas del razonamiento capaces de explicarnos algún pasaje temporal de esta forma de arte. En el caso de “Señales de humo”, dos hechos históricos pueden brindar cierta explicación de su urdimbre y ambición musical. Por un lado, el lanzamiento de “Blonde on blonde” de Bob Dylan y de “Joe´s Garage” de Frank Zappa. Por otro lado, la publicación de “London Calling” de The Clash.

Los dos primeros LPs se recuperan para evidenciar lo inusitado de obras magnas que están integradas por más de 10 canciones o más de 30 minutos de grabación musical. En una reseña a propósito del disco de Bob Dylan se proponía que la foto borrosa de la portada tiene esa cualidad debido a lo frenético y fértil del núcleo creativo del cantautor en aquella época. En cierto modo, esa aseveración concretiza uno de los rasgos a tomar en cuenta cuando se trata de explicar el fenómeno de los álbumes dobles: la explosión creativa.

El larga duración de The Clash es pertinente para pensar otro de los rasgos esenciales de los discos dobles: la hibridación. Perogrullo es mencionar el mosaico de sonidos contenidos en aquella obra de 1977. El repaso de sonidos contenido funcionó como un manifiesto acerca de las posibilidades del rock. No sólo en cuanto a su multiplicidad, sino en la recuperación de algunas de las fuentes más ignotas. De ahí que los Clash hayan incluido una composición ska del relato oral de Stagger Lee así como una revisitación al reggae con su canción “Guns of Brixton”.

Los dos hechos anteriores funcionan como marcos de referencia para comprender lo logrado por Los Coronas en “Señales de humo”. Una obra que repasa distintas musicalidades y rescata la capacidad gatoparduna del rock a través de géneros como la rumba africana (“La Fiebre”), los sonidos árabes (“Essaouira”), el surf clásico a la The Ventures (“Correvuela”), el western a la Morricone (“Drama west”), la música balcánica (“7 + 6”) así como la épica del surf (“Epic wave”). Así mismo, una obra explosiva en términos creativos que raya en el desbordamiento estético. Lo integran 17 canciones, casi las mismas que su primer álbum doble “Surfin´ Tenochtitlan”, y cierra un ciclo compositivo de estos padrinos del surf ibérico. Un salto cualitativo y momento de inflexión en la carrera de la banda que pone sobre la mesa un cuestionamiento acerca de nuestro consumo cultural: ¿Se necesita vender humo entre los escuchas para que puedan adentrarse en un álbum doble? Estas señales de humo, metáfora inmejorable de la percepción corriente que se tiene de la música instrumental, se adentran en la brecha de consumo abierta estrepitosamente por el formato vinil y procuran reivindicarse como un producto cultural genuino, digno de atención. Máxime en un contexto donde reina la mercantilización fetichizada de la música —potenciada por la ubicuidad del formato digital— y donde los escuchas ya no logran la atención ni siquiera de 2 minutos y medio, tiempo de duración de un sencillo convencional.

El séptimo álbum de Los Coronas es la vigorización y reivindicación de la palabra “surf” y contraviene lo declarado y entendido por Jorge Drexler de esta palabra. Con Los Coronas, “surf” significa vértigo, ingravidez, ignota profundidad musical, actualización de la identidad. Lo mejor del horizonte rockero en 2017.

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